Publicado en “The Magazine of Fantasy & Science Fiction” en forma de novela corta en 1959, Flores para Algernon es, según la crítica especializada, uno de los mejores relatos del género de todos los tiempos.

La novela, Flowers for Algernon, en su inglés original, le valía el premio Hugo en 1959 y el Nébula en 1966 a su autor, Daniel Keyes –el segundo por la ampliación de la novela-. Otro premio: el Óscar que se llevó Cliff Robertson por la versión cinematográfica, “Charly” de 1968. Otra de las versiones audiovisuales ha sido la serie para televisión producida en 2000.

Keyes

El relato cuenta como Charlie Gordon, un muchacho de 32 años y con un cociente intelectual de 68 –muy por debajo de la normalidad- es elegido para probar un tratamiento experimental que triplicaría la inteligencia de cualquiera mediante una operación. Los progresos de este hombre se comparan con los de un ratón, Algernon, del que Charlie se hace amigo

Un relato duro

El protagonista va narrando, en primera persona, a través de sus informes, cómo progresa el tratamiento y qué siente en cada fase. Observamos su crecimiento intelectual, lento al principio y disparado según avanza la novela hasta que Charlie se convierte en un genio. Pero la genialidad del protagonista le sirve de poco.

Charlie se convierte en un fenómeno de mente ágil y aguda, pero empieza a sufrir el rechazo de los que él mismo acaba considerando inferiores intelectualmente. Además, él mismo comienza a sufrir los efectos secundarios del tratamiento.

La última parte del relato nos deja ver como Charlie vuelve a caer en su retraso. Acaba igual, sino peor que cuando comenzaba la novela.

El alma del protagonista nos conmueve

Tal vez, lo extraordinario del cuento sea la forma de relatarse, original y muy emotiva: llama a la sonrisa y a la lágrima del lector a partes iguales. Es también muy interesante el que sea uno los pocos relatos de este género contado desde el pensamiento y el alma de protagonista.

Para finalizar, una anécdota y una referencia. La primera se producía cuando Isaac Asimov le preguntaba al autor “¿Cómo lo has hecho?”, a lo que Keyes respondía: “Oye, Isaac, cuando lo descubras me lo dices, ¿vale? De verdad que me encantaría repetirlo.”

La risa y la emoción

En cuanto a la referencia anunciada, la encontramos en la sitcom animada “Los Simpson”, concretamente en el capítulo 257, en la temporada 12. En este episodio, Homer Simpson pasa de su habitual estupidez a una inteligencia extraordinaria y termina, de nuevo, como Charlie, por debajo de la media intelectual.

La diferencia entre la serie y la novela es que la primera mueve a la risa; la segunda, no tanto…