Joseph Kosinski, se ha formado para el cine desde el campo de la arquitectura. Sí: has leído bien, no hace falta que vuelvas atrás en el texto. De la arquitectura ha pasado al cine (si nos paramos a pensarlo la una y el otro tienen unos cuantos puntos en común). El caso es que ahora los grandes estudios tratan de catapultarlo al estrellato como uno de los jóvenes genios de la ciencia ficción.

Kosinski saltaba a la fama en 2010 con Tron: legacy, exitosa secuela de Tron, película ya de por sí de culto. Lo que no es fácil es saber las razones que llevaron a unos grandes estudios a poner en manos de un desconocido un presupuesto de 115 millones de dólares para su ópera prima. Pero el caso es que salió bien y ahora el director repite con Oblivion, cinta basada en un proyecto propio.

Mezcla de géneros

“La idea –explica Kosinski- surgió como un tratamiento para una película que tenía en la cabeza hace años. No quería hacer ciencia ficción con etiqueta sino mezclar géneros. Me gustaría que la gente la viera como algo cercano a una película de Hitchcock pero que ocurre en el futuro.”

El director nacido en Iwoa se plantea en la obra las grandes preguntas de la humanidad “Quería plantear preguntas fundamentales sobre quiénes somos, de qué somos capaces, qué nos hace lo que somos. Esa fue la base para hacer una novela gráfica que nunca publicamos y que utilizamos para mover el proyecto.”

“Yo aún no había dirigido nada y nunca pensé que fuera a convertirse en una película así de grande. Sin embargo, he tenido suerte”. Ese “algo así de grande” se refiere, probablemente, a la participación de Tom Cruise, a los cien millones (esta vez de euros) de presupuesto…

Esta historia nos suena

… Que, al final, lo de menos parece que el sempiterno héroe americano salve al planeta de los no menos sempiternos marcianos monolíticamente malos. Esta vez, los aliens son máquinas que quieren extraer todas las reservas naturales del planeta para su supervivencia.

Aunque la crítica se está mostrando, en muchos casos, reservada, desde aquí siempre hemos afirmado que el buen arte es el que te deja pensando. Y esta película es en sí una reflexión sobre el uso que el ser humano le está dando a la tecnología.

Para el director, “estamos en un punto de no retorno. Hoy la tecnología nos permite hacer una película como esta pero al mismo tiempo se interpone entre los humanos, como vemos a diario al caminar por la calle, donde la gente ya no mira a nadie y camina enterrada en la pantalla de su iPhone. Tenemos que estar muy alerta y entender cuándo es demasiado”.

Luego, podrá gustarnos más o menos la historia y la forma en que se cuenta.