Muchos padres se sentirán identificados cuando escuchen hablar de los amigos imaginarios de sus hijos. Y es que más de la mitad de la población infantil ha tenido algún amigo imaginario en algún momento de su niñez.
Para muchos padres, el hecho de ver que sus hijos hablan e interactúan con alguien que no existe y que solo está en su imaginación les crea miedo y muchas dudas sobre si el desarrollo de sus hijos es el correcto o si por el contrario tienen algún problema a la hora de entablar relaciones sociales con otros niños e incluso con los propios padres.
Tener un amigo imaginario puede ser beneficioso
Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer a priori, algunos estudios sociológicos y científicos han demostrado que tener un amigo imaginario durante la infancia no solo no es un problema sino que puede ser beneficioso en el desarrollo de nuestros hijos.
Si estamos en esta situación y alguno de nuestros hijos habla con alguien invisible para nosotros, no debemos pensar en ningún problema de desarrollo ni es fenómenos paranormales como fantasmas o algo por el estilo. Todo lo contrario. El hecho de tener un amigo imaginario ayuda a nuestros hijos a desarrollar capacidades que a hasta ese momento quizás no tenían como escuchar y comprender algunas situaciones.
Los expertos en la materia han señalado en múltiples ocasiones que los niños que han tenido un amigo imaginario durante su niñez desarrollan una mayor capacidad social, por lo que en su edad adulta tendrán menores problemas de adaptación y mejor capacidad de relación con otras personas. También desarrollan una mayor capacidad de empatía gracias a las conversaciones y a la convivencia con ese amigo imaginario.
La capacidad lingüística y la capacidad imaginativa de nuestros hijos también puede verse beneficiada por la presencia de estos amigos imaginarios ya que se ha demostrado que estos niños tienen la capacidad de expresarse mejor y argumentar mejor cada una de sus historias.
También tiene su parte negativa
Pero ojo. Que a pesar de todos los beneficios enumerados anteriormente, tener un amigo imaginario también puede ser perjudicial en algunos casos. Y es que aunque, por lo general, nuestro amigo imaginario suele desaparecer cuando llegamos a la edad de 7 años aproximadamente, hay casos en los que esta presencia se puede prolongar.
En caso de que durante la adolescencia nuestro hijo continúe teniendo relación con su amigo imaginario puede significar un problema social de nuestro hijo, así como también puede usarlo como excusa para disculparse por alguna cosa que haya hecho mal.