Os aclaro: no voy a hablaros de la película “Yo, robot”, no os voy a contar que fue protagonizada por Will Smith y fue escrita por Isaac Asimov hace ya muchos años y tampoco os contaré que la historia que representa es de un futuro más bien lejano, donde los robots son parte del día a día.
Sólo os informo sobre este tema porque hace unos días leí en una revista de tirada semanal (y también investigué por mi cuenta), que unas firmas determinadas de prendas femeninas (no se sabe cuáles) y en unos grandes almacenes (no se sabe dónde), los maniquís tienen incorporada una mini cámara (en el interior de las pupilas) conectada a un programa de software de última generación alojado en la cabeza del maniquí. Por este motivo lo asocie con la película “Yo, robot”.
Esta nueva generación de maniquís llamada “Eye See” es la que ya da en un recuerdo de futuro, la información deseada a los comerciantes de cualquier firma o tienda en cualquier parte del mundo, ya que este software manda información sobre la edad, determinan el sexo, la raza y los rasgos faciales del cliente y el tiempo que pasa viendo la mercancía expuesta.
Ciencia ficción hecha (de nuevo) realidad
Esta obra que parece de ciencia-ficción ha sido elaborada por la empresa Almax (empresa fabricante de maniquís desde hace más de cuarenta años) y Kee Square – Spin off de la Universidad Politécnica de Milán. Esta unión cubre la necesidad de una información fidedigna de los usuarios de una manera espontánea y revelando importantes detalles de la firma expuesta.
Este producto no es un prototipo, como he comentado anteriormente, estos maniquís ya están en tiendas de algunas firmas exclusivas (ya se han vendido decenas) que necesitan saber con exactitud mediante la expresión facial, expresión corporal y tiempo de exposición frente al maniquí, la opinión expresiva de sus potenciales clientes sobre la mercancía expuesta.
El futuro ya está aquí
El resultado ha sido tan halagüeño que están pensando incorporar a los nuevos maniquís, audio, para saber una opinión verbal más exacta de sus clientes. No sería de extrañar que en un futuro (espero que un poco más lejano) estos maniquís aparte de estar observándonos y dentro de poco escuchándonos, terminen por hablarnos y atendernos.
El futuro ya lo tenemos a la vuelta de la esquina, lo que antes solo estaba en nuestra imaginación ahora lo podemos palpar, tocar y ver y posiblemente nos atenderá.