Viajar al futuro tiene que molar. Eso no creo que lo pueda dudar nadie. Tiene que estar bien ver en qué da todo esto, ver cómo van las cosas a la larga. Aunque imagino que lo mejor, sin duda, lo que más nos atrae, son las diferencias que encontraremos respecto a nuestro presente. Cosas inesperadas, insospechadas, sofisticadas, inquietantes, absurdas.
A la gente no le da por plantearse qué pasa con esos viajeros del tiempo para quienes nuestro presente es su futuro, es decir, que vienen del pasado. ¿Que nunca has oído hablar de que nadie haya viajado en el tiempo hasta ahora? Bueno, eso es otro asunto. Aparte, hay una novela de Wells. Pero bueno, que me pregunto qué pensarían de nosotros, de nuestro mundo, de nuestra forma de vivir.
Dependerá mucho la cosa de cuándo venga el viajero en cuestión, claro. Dicen que si un pobre homo sapiens sapiens primitivo, pongamos nacido hace 30.000 años, cayera de repente en medio de nuestro mundo, se volvería loco. Igual se volvía loco a repartir candela hasta quedarse a gusto. Nuestro mundo es enloquecedor y asqueroso, estamos de acuerdo, pero no subestimemos la capacidad de adaptación de un tío realmente duro.
Si Argantonio levantara la cabeza…
¿Os imagináis a un eremita tebano del siglo tercero d.C. apareciendo en medio de un Carrefour? ¿O a un sacerdote malí del siglo XII frente a Hombres, mujeres y viceversa en HD? La cara de un correo del zar tipo Miguel Strogoff cuando le expliquen lo que es un mail debe de ser un poema. Y, bueno, en realidad casi cualquier ser humano nacido antes de 1800 fliparía al abrir un grifo.
Me temo que más que costarles adaptarse, el problema radica en que mirarían nuestro mundo con creciente hostilidad. Vale, lo del grifo en casa está bien, pero esos chorros de agua por la calle… ¿Dices que encima que pagas una barbaridad por tu bestia gruñona de cuatro ruedas tienes que alimentar con monedas a ese pequeña caja que llamas Zona Azul?
El caso es que no podría evitar darles la razón y agachar la cabeza avergonzado si me encontrara con alguno de ellos. Sí, este es nuestro mundo, esto es lo que hemos hecho. Seguimos siendo tan necios y mezquinos como siempre ha sido la humanidad, pero ahora somos más orgullosos, derrochadores, blandos, crueles y solitarios. También estamos más perdidos. Y sobre todo, más alejados de la realidad que nunca.