Eso ha tenido que creer Tommy Wirkola con la película “Hansel y Gretel: Cazadores de brujas”. Porque si ya estamos más que acostumbrados a versiones de los hermanos Grimm de otros cuentos, más o menos versionados en películas, cuando tenemos que buscar las referencia del clásico Hansel y Gretel en este film…
… Sólo nos encontramos la raíz de aquel cuento, un tanto siniestro, en una breve introducción en el principio del film. Antes de que se volvieran locos basando su vida en matar a toda bruja suelta, cual inquisidores en plena Edad Media.
Hansel y Gretel 15 años después
Tras el suceso traumático ocurrido en la casa de caramelo, los hermanos Hansel y Gretel (Jeremy Renner y Gemma Arterton) han crecido y forman un equipo de caza brujas, los cuales se encargan de acabar con toda las brujas que hay en su camino.
Se sitúan en la ciudad de Augsburgo, donde se han detectado varios casos de desaparición de niños a manos de brujas. Por las continuas acusaciones de inocentes entre los propios vecinos, acuden a los hermanos cazarrecompensas para solucionar la situación.
Así que Hansel y Gretel tienen sólo dos días para solucionar los secuestros, antes de que la bruja Muriel (a la que da vida Famke Janssen) decida acabar con las vidas de los pequeños para su propio beneficio.
¿Qué nos ofrece la película?
El nombre de Tommy Wirkola empezó a sonar tras su obra “Zombis nazis”, una película que le hizo un hueco en las películas de terror, con tono lúgubre, oscuro pero con un sentido de humor desenfadado que le valió críticas muy positivas.
Esto es lo que sorprende de esta nueva aportación que hace Wirkola al cine. Con una película que en sí parece retratar ese halo de oscuridad que tienen las obras de los Grimm, pero que se convierte en un casi sinsentido de luchas, poses, frases lapidarias y un tanto casposas y un escaso sentido del humor.
Cosas raras como que Hansel, como Gretel, sean casi inmunes a los hechizos de las brujas que se encuentren, pero sin embargo que el chico, debido a la hinchazón de pasteles que comió en su infancia, tenga diabetes… y se pase la película tratándose los síntomas con pinchazos.
Una película sin mucho trasfondo, que nos ofrece una versión 3D. Quizás no la mejor película que puedas ver en el cine. Pero si buena para desconectar y echar una tarde.