En una de sus películas, lo que pasa es que son todas iguales y ahora no recuerdo cuál era, Woody Allen le pregunta a una prostituta del Bronx si sabe lo que es un agujero negro. Ella le responde “claro, con lo que me gano la vida”. Buenísmo. Desde entonces, mi fascinación por esos enormes monstruos cósmicos no ha hecho sino crecer.

Pero la obsesión me viene de antes, lo que pasa es que lo tenía semienterrado en mi subconsciente. Pero hace unos días, llegó la revelación. Estaba buceando por la red buscando pelis para pasar la tarde cuando se abre una pestaña con The Black Hole. Fue como si un abismo se abriera bajo mis pies, y sufrí una intensa regresión que me llevó a mis, no sé, seis o siete años.

agujero negro

El abismo negro, que así se llama la película en español, es una peli de 1979, dirigida por Gary Nelson, una producción Disney con actores poco recordados pero nada desdeñables (Anthony Perkins, Yvette Mimieux, Ernest Borgnine, Robert Forster, Max Schell). El caso es que creo que es la primera película de ciencia ficción que vi. La recordaba entre nebulosas, pero supe que era ella en cuanto vi los primeros fotogramas.

Supe que era ella al ver la nave recortada contra el horizonte espacial

Aunque sea una peli más bien regulera, que apenas pasa los estándares de calidad mínimos, no voy a destriparla, porque se deja ver, aún casi treinta años después (de que la viera yo, que años tiene más). Básicamente, un grupete de científicos se encuentra, volviendo a la Tierra, una nave perdida veinte años antes, que dirigía el padre de Mimieux. Está atrapada en el borde de un agujero negro.

En fin, ya os digo que la peli no es gran cosa (aunque insisto, tampoco es mala), pero me impactó muchísimo en su momento. Y no debí de ser el único, porque hubo varias versiones en cómic (dos sólo en España en el año 1980), y recientemente se barajaron dos posibilidades  de hacer un remake, una por cuenta de Spielberg y la otra de la mano del equipo que remakeó Tron.

Así que nada, en realidad este artículo no era tanto para comentar o recomendar la peli en cuestión (que la recomiendo, la recomiendo) como para hacer un ejercicio de nostalgia, revivir momento casi olvidados de la infancia (había renunciado ya a identificar aquella película) y suspirar por el paso del tiempo. Y todo ello en unas fechas tan señaladas que tocan a su fin, ya era hora…