Curtis Garland es uno de los múltiples seudónimos de Juan Gallardo, al igual que Jason Monroe,  Mark Savage, Kent Davis, Martha Cendy, Walt Sheridan, Dan Kirby y muchos otros.

Durante más de 60 años este autor prolífico escribió miles de obras de literatura popular, los llamados bolsilibros, o novelas de a duro, la literatura que hoy en día se denomina pulp, haciendo referencia a la pasta de papel con las que se confeccionaban. Este género tuvo sus años de esplendor en las décadas de los 50 y 70, declinando poco a poco a lo largo de los 80 al irse transformando las editoriales que les impulsaban.

Novelas de ciencia-ficción, vaqueros, terror, detectivescas… todas pasaban bajo la pluma de Juan en unas condiciones de semi-explotación que le obligaba a escribir cuatro o cinco novelas al mes en editoriales tan prestigiosas como Bruguera, Toray o Rollán.

Con el hundimiento de Bruguera perdió parte de su producción, ya que nunca se quedaba con ningún manuscrito, y una editorial donde publicar sus obras. Pero en 1986 la editorial Astri inició una colección dedicada exclusivamente a Curtis Garland titulada Ciencia Ficción, que duraría hasta 1989.

Afortunadamente, en 1990 Ediciones B, rescató del fondo editorial de Bruguera la colección más emblemática de la editorial: La conquista del espacio; en la que Curtis Galand había publicado más de 100 títulos, algunos tan sugerentes como: “Todos los rostros del pánico”, “El 32 de diciembre”, “Asteroide Lesbos-3”, “Diablo con dedos de vidrio”, “Ejecutores de mundos, S.A.”.

A partir de 2002 ya no se publican más colecciones de bolsilibros, por lo que Juan Gallardo tiene que dirigir su escritura hacia otros géneros, aunque no abandonará la ciencia-ficción, publicando “La noche de América agonizante”

Sin embargo, con la edición de sus memorias en 2009: “Yo, Curtis Garland”; el mundo del bolsilibro volvió a la palestra para ser estudiado a través de la mano de uno de sus autores más prolíficos, y Curtis Garland renació de las sombras para dar conferencias, entrevistas, asistir a festivales literarios, incluso se estaba rodando un documental sobre él y el mundo de la literatura popular.

Juan seguía escribiendo novelas para quioscos que se distribuían en varios países de Latinoamérica, ya que aquí sólo se pueden encontrar en librerías de viejo, en saldos y en algún que otro mercadillo popular en el que aún pervive el cambio de novelas de a duro…. o en algún desván de nuestros padres, por supuesto…