No es la primera vez que hablamos de ciencia ficción que se hace realidad, ni creo que vaya a ser ésta la última, pero, echándole un vistazo a lo que sabe sobre un videojuego de Disney, aún por publicarse, llamado Disney Infinity.
No tiene demasiado que ver, pero cuando le he echado un vistazo a las imágenes del videojuego se me han venido a la cabeza los hologramas de algunas películas, como puede ser el caso, por poner un ejemplo y que no nos perdamos, del de la princesa Leia dirigiéndose a los protagonistas de La Guerra de las Galaxias.
El caso es que el programa, por lo poco que ha ido desvelando Disney, podrá disfrutarse en todas las plataformas e interactuará con las imágenes que recoja la cámara del dispositivo en el que se instale de modo que se generan animaciones tridimensionales de todo tipo, mezclando imagen real y generada.
Near Field Communication
No es exactamente una holografía: es mejor. Al fin y al cabo, ya se han conseguido hologramas desde hace tiempo, pero lo novedoso de estas nuevas imágenes se refiere a una tecnología llamada NFC (Near Field Communication). Mediante ella, la interfaz del aparato muestra unas u otras imágenes, según a qué sensor se le acerque.
Más aún: basta con que el sensor NFC detecte, en este caso a través de la cámara, en otros, a través de la señal electrónica que transmiten, determinado objeto para que se dispare una de las muchas animaciones que Disney ha programado para que así sea.
Más allá de la imaginación
He querido comparar estos nuevos programas con las holografías porque, la verdad, no he encontrado un punto de comparación más adecuado, pero, como vemos, la realidad no sólo ha alcanzado a la ficción (la va a alcanzar en junio, cuando se publique el juego) sino que la ha superado muy ampliamente.
Es curioso: tuvo que pasar ciento cuatro años para que la novela De la tierra a la luna se hiciera realidad; sin embargo, para que la idea que parecía nacida la mente de un genio enloquecido de la holografía se haya visto alcanzada y superada sólo han sido necesarios 36.
Cronistas del futuro
A caballo entre la reflexión, la esperanza en algunos casos y el temor en otros, según de que relato hablemos, me doy cuenta de que ciertas ideas nacidas de la febril imaginación de los autores de ciencia ficción tardan cada vez menos en hacerse reales.
Dicho de otro modo: a este paso, la ciencia va a acabar por superar a la ficción y el novelista del género va a acabar por parecer un cronista. Espero que no. Por el bien de nuestra imaginación.