El pasado día del padre, el 19 de Marzo, se celebró el quinto aniversario de la desaparición del padre del que podría ser uno de los mejores libros de Ciencia Ficción del Siglo XX. Que luego dio lugar a una de la mejor películas de este género, “2001: Odisea en el Espacio”.

Arthur Charles Clarke nació el 16 de Diciembre en Minehead, en el condado de Somerset. Desde pequeño se interesó y fascinó por la astronomía. Pasando horas con su telescopio casero trazando mapas lunares.

Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en la Real Fuerza Aérea, donde se centró en la fabricación de sistemas radares. Lo que le hizo una vez que terminara la guerra presentar un artículo el cual serviría base para los satélites artificiales en órbita geoestacionaria (los que recibirían el nombre de Órbita Clarke, en su honor). Esta fue su gran aportación a la ciencia en el siglo XX.

Su fama mundial se consolidó por sus apariciones en la televisión en la década de los 60 en las misiones del Apolo.

Escritor amante de la ciencia

Escritor de novelas, sus trabajos siempre giran alrededor de una trama científico. Con un lenguaje directo, sobrio, sin florituras. Basa su trabajo siempre en el positivismo y en el progreso del ser humano en la ciencia.

Algo que de cierta forma ayudo a una sociedad demasiado traumatizada y desesperanzada en la ciencia científica después del lanzamiento de las bombas atómicas.

Su pasión por el mundo  de la astrología le llevo a imaginar encuentros con especies superiores, empezando así a escribir sobre Ciencia Ficción.

Su primer trabajo fue “Partida de Rescate”, siendo el primer paso a una carrera increíble, al que le siguieron títulos como “El centinela”, el que le sirvió como punto de partida para lanzarse a escribir su gran novela “2001: Odisea en el Espacio”.

Kubrick encuentra a Clarke, la unión perfecta

Los creadores de la mejor película de Ciencia Ficción de todos los tiempos. “2001: Odisea en el Espacio”. Una película que solo cuenta con 40 minutos de dialogo para un largometraje de casi dos horas de duración.

Esta gran obra hizo que se empezara a mirar este género minorista de otra manera alcanzando el estatus del que goza hoy en día. Un trabajo en el que colaboraron tanto Stanley como el escritor, el cual fue co-guionista para la película.

Una obra de arte, que se solucionó con unos efectos especiales sin precedentes que llevaron a Kubrick a alcanzar la cumbre de su carrera. Algo que empezó por una carta que el director mando a Arthur C. Clarke.

La importancia que tiene siempre abrir la correspondencia…