“Ángeles y demonios” es una novela de intriga escrita por Dan Brown y publicada por primera vez en 2000. Después fue llevada a la gran pantalla como película en 2009 y, finalmente se hizo una serie en 2011, con 22 capítulos.
Robert Langdon es profesor de iconología religiosa en la universidad de Harvard.
Un día recibe un fax de Maximilan Kolher, el jefe del CRN. En el fax aparece la fotografía de un hombre que tiene grabado en el pecho el sello de la antigua secta religiosa anticristiana desaparecida, los Illuminati.
Langdon coge un avión hasta la sede de CRN. Allí descubre junto con Kolher y Vitoria, la hija del fallecido, que alguien ha robado la antimateria, una importante y peligrosa sustancia. A través del ladrón, descubren que la antimateria se encuentra en algún lugar de la Ciudad del Vaticano.
Robert y Vitoria viajan al Vaticano, donde descubren que el asesino ha secuestrado a cuatro cardenales que tenían que estar en el cónclave que se iba a celebrar unas horas más tarde.
Lagdon comienza a investigar acerca de los Illuminati y descubre que existe un sendero que conduce a la Iglesia de la Iluminación.
El asesino llama por teléfono a un reportero de televisión para que emita en directo la ejecución del primero de los cardenales, que tendrá lugar en uno de los altares de la ciencia.
Las investigaciones de Lagdon le llevan hasta el Panteón de Roma, pero tras observar un rato, se da cuenta de que se ha equivocado de lugar. Acuden a la iglesia, pero llegan cuando ya es demasiado tarde. El cardenal está enterrado hasta la cintura en una de las galerías subterráneas de la iglesia y le han ahogado metiéndole arena en la boca. En su pecho tiene grabado con fuego otro ambigrama que pone Tierra.
Lagdon sigue sus investigaciones y, a través de un libro de Galileo Galilei, que encuentra en el Vaticano descubre que el próximo cardenal va a morir en la plaza de San Pedro.
Alertan a la Guardia Suiza y vigilan los alrededores, pero de repente se oye un grito. El siguiente cardenal estaba muerto a los pies del obelisco de la plaza de San Pedro. Tenía grabado Aire y dos agujeros le perforaban los pulmones.
La desesperación de Lagdon iba creciendo, pero estaba convencido de que podía salvar al siguiente cardenal. Acuden a la siguiente iglesia junto con la Guardia Suiza y se encuentran al cardenal colgado de los brazos, como si estuviera crucificado. El ambigrama Fuego está grabado en su pecho.
El asesino mata al comandante y golpea a Vitoria para secuestrarla. Langdon intenta rescatarla poniendo en peligro su vida. Al final acaba medio muerto en un ataúd.
Cuando los médicos lo rescatan, Langdon intenta predecir el lugar donde se va a producir el siguiente asesinato. Observa llegar al asesino y éste tira al último de los cardenales atado a la famosa Fuente de los Ríos, en la Piazza Navona. Langdon intenta salvarle pero no lo consigue. Entonces decide regresar al Vaticano, donde se encuentra con que Kolher ha ido a visitar al camarlengo del difunto Papa. De repente escucha un grito y al entrar, aparece el camarlengo con el sexto y último ambigrama grabado en el pecho: el diamante de los Illuminati.
Mientras tanto, alguien dispara a Kolher, porque creen que es el asesino y antes de morir, le da a Langdon una cámara donde había grabado toda la conversación con el camarlengo.
Cuando se disponen a llevar al camarlengo al hospital, se levanta y dice que ha tenido una revelación divina y que sabe el sitio donde está escondida la antimateria que amenaza con destruir todo el Vaticano. Se dirigen a la tumba de San Pedro y sacan el recipiente para montarse en un helicóptero junto a Langdon.
A continuación, el camarlengo se pone el último paracaídas y se tira. Langdon no tiene tiempo para llevar la antimateria fuera de la plaza, así que decide saltar subido en un cristal del helicóptero para detener su caída.
Pocos segundos más tarde, la antimateria explota. Langdon cae en el río Tíber y los médicos de la Cruz Roja lo rescatan.
En cuanto se recupera, va a buscar a Vitoria al castillo de Sant Angelo, donde la tenía secuestrada el asesino. Llega justo cuando la iba a violar y consigue salvarle la vida. Juntos regresan al Vaticano, donde ven la grabación de Kolher y descubren todo lo que pasaba. El camarlengo preparó un engaño porque se sintió traicionado por el Papa y contrató a un asesino para que se hiciera pasar por un Illuminati y los matase. De esta forma hacía creer a todo el mundo que Kolher era el culpable.
Cuando vieron la grabación descubrieron que el camarlengo era el que se había tatuado el ambigrama. Uno de los cardenales había visto el video y confiesa que el camarlengo era hijo del Papa. El camarlengo cuando se entera, sale al balcón y se prende fuego. Sus cenizas son puestas junto a su padre.
Finalmente el cardenal que había mantenido la tranquilidad ante todo lo ocurrido, es elegido Papa.