Hace mucho tiempo que no hablo de las bandas sonoras de mis películas de ciencia ficción favoritas y, como hoy me ha parecido un día tan bueno como cualquier otro, voy a referirme a una beseó que nació al margen del cine y que más adelante llegaba a ser parte imprescindible de la película a la que lo asociamos.
Baste un nombre y una obra: Richard Strauss. Así habló Zaratusra (Also sprach Zarathustra)… Ah, que no basta… A lo mejor porque este clásico absolutamente inmortal se popularizó gracias a la obra de la que estamos hablando… 2001, Odisea en el espacio. Concretamente, en la película podemos oír la introducción de este poema sinfónico para el que Stauss se inspiró en la obra de Nietzsche ¿Ya? ¿No? Anda, échale un vistazo al vídeo que va debajo de estas líneas…
https://www.youtube.com/watch?v=x70xfXm6h-4
Ahora que sabemos de qué hablamos, añadiré que la banda sonora incluye, además del célebre tema de Richard Strauss, música de Johann Strauss hijo y de György Ligety (este contemporáneo, al contrario que los otros dos) para acompañar y subrayar la solemnidad de las imágenes en el espacio.
La que no llegó a aparecer en el montaje final fue la obra musical compuesta por Alex North. Si bien, aunque el director de la película –Stanley Kubrik, obviamente- decidió prescindir de las composiciones de North, estas salían a la luz de la mano de Jerry Goldsmith un cuarto de siglo más tarde (la película original data de 1968).
La polémica Ligeti
Por cierto que Kubrik usó la música de Ligeti sin haber pedido permiso ni abonado los correspondientes derechos de autor, de modo que el compositor rumano, a pesar de haberse prendado de la película, se vio obligado a presentar una denuncia.
Concretamente, Stanley Kubrik decidió incluir cuatro obras de Ligeti: Lux Aeterna, Réquiem, Aventures y Atmosphères. Réquiem es la música que acompaña a las apariciones del icónico monolito así como al viaje final de David Bowman (no: no hay spoiler que valga).
A través de esta banda sonora, 2001, Odisea en el espacio, hace un intenso e interesante recorrido por la música del siglo pasado, que tiene su inicio en Así habló Zaratustra y su conclusión en los acordes de Ligeti… para volver, como la serpiente de Uróboros, al principio, a Richard Strauss, al concluir la película.
Y ahora, como diría HAL 9000, “Dave, esta conversación ya no tiene ningún sentido”, de modo que un servidor se va a poner los cascos y a disfrutar un rato.