Nos hallamos ante una serie de televisión del género de ciencia ficción que cuenta las vivencias la muy dispar tripulación de “la más poderosa fuerza destructiva de los dos universos”: la nave LEXX. Se trata de un ingenio espacial con vida propia con la forma de una descomunal libélula y que es capaz de destruir planetas con la mayor de las facilidades para luego usarlos como combustible. Se los come. Tal cual.
Se trata de una coproducción germano-canadiense a la que se le han añadido fondos de la inglesa Channel 5. Como no se había realizado, en origen, para la siempre puritana televisión estadounidense, la producción incluye una mayor cantidad de contenido sexual, llegando a verse desnudos en los últimos capítulos.
Cuatro personajes perdidos
En la sentina de LEXX conviven Stanley Tweedle, capitán y único de los viajeros a quien la nave obedece. Tweedle siempre se muestra más preocupado por su propia supervivencia que por el destino de la nave y, además está loco por Xev, una mujer de maldad inenarrable condenada a transformarse en una esclava sexual. Algo sale mal en la sesión de condena de Xev: se transforma en la mujer más explosiva que nadie pueda imaginar, además de adquirir un fortísimo carácter.
A lo largo de los capítulos, Xev se va enamorando de otro de los tripulantes, Kai, el último de su raza, un despiadado asesino programado por el maligno gobernante de la Liga de los veinte Mil Planetas, Sombra. Claro que, Kai no podrá corresponder a sus sentimientos: lleva muerto seis milenios.
Detalles surrealistas
Con estos personajes viaja “790”, un robot que recibió por error el tratamiento de Xev, de modo que se ha visto reducido a ser una cabeza locamente enamorada de ella y que sólo vive para consumar carnalmente ese amor.
Cuatro personajes sin raíz, sin importancia no sólo ante el infinito Universo sino ante la nave que los lleva a través de él. Son cuatro seres absolutamente a la deriva, no ya en el espacio y guiados por las apetencias de su nave, sino en sus propios sentimientos y deseos, rara vez satisfechos.
Además de la acción, o reforzando a ésta, la serie cuenta con unos muy curiosos efectos digitales. En todo caso, nos encontramos con una producción sólo apta para los más acérrimos amantes de la ciencia ficción o para los espectadores más atrevidos, ya que en determinadas ocasiones el relato presenta un importante componente de televisión experimental.