fin del mundo

Estoy de acuerdo en que el cine,  es y que precisa de ciertas licencias para contar una historia. Pero, en ese caso, que nos lo vendan como fantasía futurista, no como ciencia ficción, género cuya gracia radica en que lo se cuenta es posible de acuerdo con las leyes de la física, química, sociales…

Y lo único que no se cae en esta peli es la banda sonora. El resto, da mucha penita. Parece ser que un científico de la NASA llegó a contar, para la tranquilidad de los estadounidenses que desean saber en qué se invierten sus impuestos, ciento-sesenta-y-ocho errores en la película, sin incluir que las palomitas se las habían puesto sin sal.

La Agencia Espacial Norteamerica muestra la obra de Michael Bay (1998) en sus entrenamientos, no para que se relajen los futuros astronautas, sino para que éstos enumeren los errores que en ella se dan

Más de un error por minuto

168 barbaridades en 155 minutos. Más de una por minuto y contando sólo los científicamente imposibles, que si incluimos también los improbables, tardaríamos más en contarlos de lo que dura la  propia  cinta.

Un experto en la materia, como Phil Plait, astrónomo creador de badastrony.com (muy recomendable si hablas o entiendes inglés) habla de la obra con las siguientes palabras: “Armageddon logra reflejar algo de astronomía de forma correcta. Por ejemplo, hay un asteroide en la película y los asteroides existen. Y también… uhmm… bueno… OK, eso es todo lo que mostraron de forma correcta.

“El peor de todos es que una roca del tamaño del estado de Texas no se divide con una sola bomba nuclear. No existe bomba de semejante tamaño. Este pareciera ser el único caso en donde una película de Michael Bay se queda corta en una explosión.”

Sí: Gran Jefe “Pocas Trolas” hablar con lengua como cuchillo. Pero tener razón.

Una cinta prescindible e inexacta

Veamos algunas de las barbaridades que, al menos a mí, me incitarían a ver de nuevo la película, si no fuera porque en su día ya archivé Armageddon en la “P” de “papelera”:

Para empezar la película cuenta como se acerca un meteorito del tamaño de Texas a su homónimo terrestre. Lo detectan 18 días antes, cuando con la tecnología actual podría verse tal mole con décadas de adelanto. Esta es la prueba de que los científicos usan sus telescopios para espiar a sus vecinas.

Coscorrones contra el techo

Otra muy buena: nos dicen, y con razón, que la gravedad del asteroide es muy débil. Para solucionarlo, ponen en trajes y vehículos unos propulsores que los “pegan” a la superficie, empujando hacia abajo. Podría hacerse, siempre y cuando estuvieran en todo momento con los pies hacia abajo, cosa que no ocurre. Es más: esas carreras y peleas en la lanzadera sin traje, o con él a medio ponerse supondrían con toda seguridad salir disparados hasta el techo.

Pero lo mejor de todo, el delirio por el delirio viene cuando son capaces de romper, cavando un pozo de sólo 243 metros, mediante una explosión en su interior, un asteroide de semejante tamaño justo en dos partes y con la fisura alineada perfectamente con un planeta tierra que gira alrededor del sol a 108.000 kilómetros por hora

¡Anda ya!